PRECIO DE SUSCRIPCIÓN: 12 EUROS
Cubierta a color, con solapas
Interior: B/N
Alberto López Aroca, Editor; diciembre de 2024
Número de páginas: Por determinar (menos de 200).
Pero... ¿qué demonios es esto? |
Alberto López Aroca (Albacete, 1976) es escritor de novelas, relatos, pastiches y ensayos sherlockianos. Es un conocido mitógrafo creativo, y en este espacio se pueden adquirir sus obras. Los aficionados a Sherlock Holmes, a Lovecraft, a la mitología creativa y a la literatura sin complejos tienen aquí un auténtico filón. (Sólo obras en papel. Nada de ebooks).
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Pero... ¿qué demonios es esto? |
ULTHAR nº20
Estos son los contenidos del número 20 de
"Desde un punto de vista más estrictamente literario cabe preguntarse quiénes son los protagonistas del texto que al alimón firman Aroca y Monroy. A veces parece ser Don Marcos Venegas y Alvarado la figura principal del relato; en otras ocasiones el protagonismo parece ostentarlo, más que un ser humano, un libro: el II Tomo de las Comedias de Don Pedro Calderón de la Barca, del editor catalán Manuel de Rivadeneyra. Podría también apuntarse que el real protagonismo de Los papeles póstumos reside precisamente en dos familias: los Sansón y los Venegas y Alvarado. Y dudas quedan de si, quien encabeza el reparto de la obra, no es ni alguien humano, ni un libro, sino un estado de la mente: el sueño, el conocimiento onírico de la realidad".
Publicada originalmente en mayo de 1975 como número 80 de la mítica colección de bolsilibros Selección Terror (ST en adelante) de Bruguera, Los exorcistas presenta a un Occult Doctor con todas las de la ley: sir Paul Galwin, aristócrata británico nacido en 1944, y experto en fenómenos sobrenaturales.
En el pueblecito de Hardfield se suceden una serie de asesinatos que se atribuyen a una bestia, o puede que a una persona poseída por el Demonio.
Al parecer, Hardfield tiene una larga tradición, que se remonta a 1810,
de quema de brujas, exorcismos y demás lindezas medievales, y entre sus
habitantes se encuentran algunos fanáticos religiosos que podrían ser
tan letales y maliciosos como el mismísimo Satanás.... Ante esta
dantesca situación, impropia del último cuarto del siglo XX, sir Paul
Galwin decide intervenir en el caso como máxima autoridad racional en Ocultismo... Pero, ojo: estamos ante un individuo cuya máxima es: "No descartemos por imposible lo que tan sólo es improbable..."
Tenemos aquí una obra realmente extraordinaria entre la producción de Curtis Garland: una novelita de terror gótico-hammeriano, con un argumento y estructura tomados de El signo de los cuatro (1887) de Conan Doyle, pero no protagonizada por Sherlock Holmes, sino por un realista detective de una agencia londinense, Clifford Fry, que se empeña en recordarnos una y otra vez que Holmes es sólo ficción, que sus métodos son mera inventiva, y que el trabajo detectivesco es mucho más sucio y pesado que lo que narra el doctor Watson en sus cuentecitos... Es decir: un hard-boiled sobrenatural victoriano, y al tiempo, holmesiano. ¿Alguien da más?
Araña humana se publicó por primera vez en ST nº416 (febrero de 1981), y es uno de los cúlmenes de la narrativa bolsilibresca y
del trabajo de Curtis Garland. (Y es cierto, pues en este volumen,
difícilmente habrá un lector que pueda afirmar que tal o cual texto es
"de relleno"...)
Si hay un texto radicalmente "distinto de lo habitual" dentro de la narrativa terrorífica de Curtis Garland, posiblemente sea la novela Pacto... ¡después de morir!, publicada en ST nº195 (noviembre de 1976). Si bien es cierto que en la producción curtisiana hay otras obras, sobre todo de carácter policial, que tratan el tema de "la víctima que investiga su propio asesinato", debemos que señalar que ésta es radicalmente distinta, pues aquí tenemos a un auténtico cadáver, un verdadero espíritu, que se convierte en detective amateur para esclarecer los hechos de su muerte... lo cual, en nuestra opinión, califica a esta historia para incluirla en nuestra serie de Occult Doctors (cuyo concepto y definición, como se ve, hemos estirado tanto como hemos creído conveniente), aunque sólo sea por lo bizarro de su planteamiento.
Si a todo esto añadimos lo que se puede leer en las líneas superiores -esto es, que Víctor Talbot es primo del creador de Sherlock Holmes-,
y que estamos ante una historia que combina perfectamente el relato de
fantasmas y aparecidos con el de investigación criminal, podemos decir
con tranquilidad que estamos ante uno de los más ejemplares trabajos de Curtis Garland.
Floyd Lowry es el más moderno (en todos los sentidos) de los Occult Doctors creados por Curtis Garland. Mitad escritor de libros de ocultismo, mitad investigador privado, es un sobreviviente urbanita londinense que, sin poseer la mala sombra o el cinismo del famoso John Constantine de Alan Moore (creado en 1985), se aproxima más a este personaje o al neoyorquino Harry D'Amour de Clive Barker (también de 1985) que al Carnacki de William Hope Hodgson.
En Dinastía Diabólica (ST nº487, junio de 1982), las simpatías del lector están, desde el principio, del lado de este "joven
anárquico y estrafalario, de larga cabellera, suéter negro de cuello alto con
una gran cruz metálica colgando de una cadena gruesa, plateada, y pantalones
tejanos tan viejos como usados", que se mueve por Londres como
pez en el agua, se detiene en el escaparate de cada sex-shop para mirar
las publicaciones pornográficas, y no se corta en piropear a las chicas
con minifalda. Lo que no sabe Floyd es que en breve se verá con los pies
en el continente europeo, rodeado de los miembros de una extraña
familia sobre la que pesa una maldición desde hace siglos, y enfrentado a
un auténtico misterio paranormal que parece obra del Diablo...
"Porque el
dulce rostro de la muchachita a quien recogiera en mi coche durante aquel viaje
a las montañas, hecho sólo unas horas antes y, al parecer, realizado hacía ya
siglos, era ahora la máscara misma del horror y de la inmundicia. Emitía gruñidos
confusos, miraba la Cruz con terror, y su faz toda era como una pura lacra, una
masa informe de purulencias y de costras inmundas. Como una leprosa, su carne
se desprendía de sus brazos, repentinamente flácidos y huesudos. La boca era
una mueca, un rictus goteando baba y emitiendo quejido.".
La novela The Exorcist (1971) de William Peter Blatty, y sobre todo la mítica adaptación cinematográfica realizada por William Friedkin en 1973, dio lugar a toda una oleada de imitaciones, versiones, plagios y pastiches de la más diversa calaña. ¡Satanismo!, publicada en ST nº151 (enero de 1976), es la principal contribución de Curtis Garland a este sub-subgénero (por llamarlo de algún modo). Y resulta especialmente valiosa tanto por su acercamiento inicial explícito a El exorcista, con referencias a Babilonia y Marduck (que sustituye al demonio Pazuzu, símbolo del Mal en la obra de Blatty), como por su voluntario alejamiento del "guión original": sí, tenemos un exorcista y una poseída... pero también hay un grupo de sectarios adoradores de Satanás (hippies melenudos con una furgoneta pintarreaja de símbolos demoníacos, continuadores de la obra de la Familia Manson), y un curioso protagonista, el escritor y viajero Howard Kyle, cuyo destino está sellado desde la primera página, aunque ni él ni el lector puedan sospecharlo en lo más mínimo...
Se trata de una obra divertidísima
que se lee con una permanente sonrisa en los labios y la sensación de
estar escuchando el zumbido de un vídeo Betamax; alejada de la faceta
del terror victoriano de Garland, y que forma un curiosísimo díptico
junto con la muy sherlockiana Los exorcistas... pues al igual que ¡Satanismo!, también transcurre en la década de 1970; pero Los exorcistas posee la inconfundible seña curtisiana de sus "Hammer Horrors".